Comprometerte con la actividad física no es simplemente pensarlo, verbalizarlo o incluso decidirlo, pues la ausencia de motivación real es un factor limitante a la hora de obtener adherencia. Desde el mundo de la PNL, Robert Dilts sentó las bases de “los niveles lógicos”, comúnmente llamados los niveles neurológicos:

Entorno, comportamiento, capacidades, valores y creencias, identidad y propósito o misión

Normalmente nuestras creencias son nuestro mapa mental fruto del entorno, del cómo procesamos lo que nos pasa, pues nada es verdad o mentira, sino de cómo interpretamos las cosas. Nuestro comportamiento es la acción de lo que hasta ahora pensamos que es, siendo conscientes de que tenemos unas capacidades como consecuencia de nuestra adaptación a lo que nos rodea; en otras palabras, nuestro comportamiento se mueve en lo previsible.

¿Pero nuestro comportamiento habitual nos lleva realmente a cumplir con nuestros objetivos? ¿O al final nos los impedimos a nosotros mismos?

Y es aquí donde las capas más profundas de esos niveles lógicos pueden ser las catalizadoras de nuestro cambio, pues el yo de siempre, no nos garantiza el mismo. Es la transformación del ser, la que genera los cambios. Cuando llegamos a esas capas de lo transpersonal y lo trascendente, se empiezan a consolidar las bases de una nueva versión de nosotros mismos, y es aquí donde entra el PARA QUÉ:

¿Qué valores representas al hacer actividad física?

¿Qué versión de ti quieres ser?

¿Quién serás cuando lo logres?

¿Cómo afectará tu nuevo yo a tu entorno?

Estas preguntas, más enfocadas a tu identidad, a tu ser, pueden ser el motor, la motivación para establecer las creencias nuevas y potenciadoras que necesitas.